jueves, 6 de diciembre de 2012

Réquiem.


Clavando manecillas de relojes en los dedos.

El tic tac se me clava en la sien. En los dedos. En el alma. En los pies helados por el frío invierno, o en la cálida sensación veraniega que se evaporaba entre alcohol y sexo. Sí tío, lo llaman vivir. Tomarse la vida como un regalo quizá sea tan error como tomársela como un tormento, castigo. La vida es vida. No tenemos nada más asegurado, así que, hay que vivirla con la seriedad suficiente como para no arrepentirnos de demasiadas cosas, y con la relajación que hoy en día la sociedad no nos permite. Esto viene a ser una reflexión sobre mi punto de vista de la vida en general.

La vida. La vida debería ser libre. Alejada de relojes. De humo. De nieblas. De oscuridad. De la muerte. La vida solo podría ser confundida con la muerte cuando esto sea irremediable. Una vida no debería provocar la muerte en otra vida, a no ser que esta vida considere la suya propia como suplicio. Oséase, sobre el dilema eutanásico. Una vida solo debería llevarse a cabo si no fuese más que a arruinar la suya propia y la de sus congéneres. Oséase, sobre el dilema abortista. Una vida no debe valer más que otra vida. Oséase, sobre el dilema de la sociedad estamental en la que vivimos. Una vida no debe ser oprimida por pensar de forma distinta. Oséase, sobre el dilema fascista. Una vida no debe ser oprimida por tener distinta apariencia. Oséase, sobre la caza indiscriminada de personas y otros animales.

Tonterías aparte, la vida hoy en día es un valor a la baja. Con algo de dinero, puedes modificar, eliminar, reemplazar, amargar, menospreciar, sobrevalorar e incluso, crear una vida. Cuánto asesinato por la televisión, y cuánta insensibilización. El ver decenas de niños muertos en diversos rincones del planeta mientras se procede a comer en la mesa, y que todo pase sin importancia, es lo habitual. Al escribir esto no estoy haciendo activismo por nada, ni busco que te metas en ninguna ONG para parar esto. No pretendo que votes a un partido, ni parecido. Solo quiero que pienses. Piensa. Hazlo. Hay gente muriendo en Palestina, aplastada por el capital, por el dinero, por el poder. El poder sobre las vidas es más importante que las vidas propias hoy en día. Ese chaval tira piedras al tanque porque asesinaron a su familia para construir sobre los escombros una serie de pisos para isrraelitas. Ese niño muere de hambre porque las modelos multimillonarias pueden comer y no quieren.
Y mírate. Dices que quieres morirte porque te ha dejado el novio.
Y mírate. Dices que quieres morirte porque te han castigado tus padres.
Y mírate. Dices que quieres morirte por catear cuatro asignaturas.

Tío, valora tu vida. Si tú no lo haces, no lo va a hacer nadie. Hoy en día el valor de una vida no es más que el valor que le des tú. Porque el resto de gente no va a valorarla. Quizá los que te rodean, sí, pero...¿a caso sirve para algo si no la valoras tú? Esto no es un mensaje anticapitalista, ni anarquista, ni positivista, ni nada. Te estoy pidiendo a ti, que en tus manos está tu destino, que luches por lo que quieres, y por todo lo que puedas, sin aplastar a otras vidas. Te estoy pidiendo que desarrolles tu libertad. Que huyas. Que vueles. Que pienses: "Estamos puteados por los de ahí arriba. Quizá no pueda hacer nada, pero joder, ya que yo puedo llegar a lo que quiera, lo voy a hacer. Voy a dar valor a mi vida". No quiero que valores el dinero, a no ser que ese sea tu propósito. Entonces hazlo, consigue dinero si eso te hace más feliz, siempre y cuando, respetes a las personas. Únete a una ONG para ayudar a los refugiados, o comprate esa bolsa de patatas fritas que tanto te gusta. Lo que sea tío, pero valora tu vida. Los hay que no pueden.

Mi vida perfecta estaría compuesta de todo lo que no se suele valorar a día de hoy. La libertad plena. La huida de las dimensiones espacio-temporales, económicas, y del resto de cosas en las que tú y todos nos vemos involucrados de una forma u otra, y que para algunos pueden suponer metas, y sin embargo, para mí, son una opresión.

Del de los pájaros en la cabeza.


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