Miró con gesto valiente hacia la luz que todo lo cegaba. Era una luz extraña, ambigua, más típica de un foco de interrogatorio que de lq luz que dicen que se encuentra al final del túnel . A él ya no le afectaban las cosas. Sabía a qué se enfrentaba, y que todo dependía del valor que le diese a las cosas. Y para él, todo aquello era insignificante. Los errores pasados no eran pecados, solo eran parte de ser humano. Si no consiguieron venderle la fé, no conseguirían venderle el cielo, ni hoy, ni nunca.
En el estado en el que se encontraba no recordaba la edad que tenía, tuvo, o lo que fuese. Era como si la memoria se le hubiese reseteado en ciertas partes, lo justo como para permitirle una conciencia, un habla, una serie de datos personales y otra serie de recuerdos que no sabía con exactitud a qué venían.
-Hola. Esto es lo que querían que pensases en la Tierra.
-¿Pero qué coño?
-Dos de cada tres usan la misma expresión. Ay, estos hombres...
-¿Dios?
-Ya quisiera. Firme aquí para su ingreso en la sociedad.
-¿San Pedro?
-Que no tío. Que esto no es el cielo. Una cosa es lo que querían que pensases, otra cosa es la realidad. ¿Has visto Beattle Juice?
-Sí. Aunque no la recuerdo.
-Vale, pues esto es igual. Entras, aprendes, trabajas hasta agotarte, y te vas.
-¿Esto es el paraíso?
-Llámalo equis, llámalo alpha...
-¿Y todo lo aprendido en vida?
-Lo aprendido en vida, para la vida. Lo aprendido aquí, para aquí. Eso sí, no puedo prometerte nada después de esto.
-Podéis inventar un libro sagrado para ello, deberíais intentarlo.
-El ser humano tropieza dos veces con la misma piedra. Pero no dos veces con una mentira universal.
-¿Dónde decía que tengo que firmar?
Las historias ficticias son ciertamente improbables en su condición de ficticias. Imagínate una historia en la que un zombie es el hijo del creador de toda la vida y del universo. Por Dios, si este hubiese existido y hubiese mandado realmente un emisario a la Tierra para interpretar su "palabra", seguramente habría sido más parecido a Hitler o a Bush que al Jesús que todos hemos visto y conocemos. Y eso es así.
Aprieta, pero no ahogues. Quiero llegar al límite. Sufrir,
pero sin llegar a molestarme, inmutarme por ello. Que me empujes hasta el borde, al límite. Que me dejes el
último aliento para mí, y solo para mí. Que el filo quede a un centímetro de lo más
profundo. Que hagas que todo deje de importar hasta un punto mínimo. Que las
lágrimas queden en el borde de las glándulas lacrimales. Que la locura no
llegue a contagiarme por completo. Que el odio no llegue a contagiarme por
completo.
Y ahora, haz que abra mis ojos frente a los tuyos.
"Pero no dos veces con una mentira universal"
ResponderEliminarSi alomejor hubiera eso después de la vida, seria una especie de segunda vida. Me gusta imaginarme que hay segundas oportunidades después de la muerte jaja.