sábado, 4 de agosto de 2012

Modas.


Está de moda creerse intelectual. Es divertido. Soys (ya sé que es con i latina, lo sé) divertidos. Neo-intelectuales. Nombran a "niche", "can", "Aristóteles", "witguenstain", a "ortega" y a "gaset" entre otros. No tío. Yo no me he tirado horas leyendo la filosofía de esta gente. Y aunque lo hubiese hecho, no voy a presumir de ello, no entra en mi filosofía (valga la redundancia).

Están de moda los escritos por niños incomprendidos. Me explico. Son aproximadamente unos 3 millones de jóvenes, con las ideas más o menos parecidas, dentro de una u otra "cultura urbana" que explican que el mundo es una mierda, que si te caes, hay que levantarse, que quieren mucho a sus padres (ésta es opcional) , con términos más grandes que sus lenguas. Tío, en serio. Prefiero decir estoy hasta la polla que decir "el sol ya no brilla con la misma intensidad en este invierno sobrecargado de oscuras sombras y pájaros metálicos que recuerdan lo triste de mi existencia". Para un libro...bueno, para un blog... bueno. Pero para tu Tuenti, tronco...que te leen cuatro personajes con las mismas ideas que tú, que te van a decir "estoy aquí para todo" cuando...no. Estarán ahí para todo lo bueno, y para hablarte por Whats App y decirte "ese cabrón no merecía la pena, tú vales más". Admitidlo, dais mucha pena. Yo quizá también la dé, de hecho es lo más probable, pero si analizase mi conciencia, estaría muy tranquilo.

Tranquilidad. Debe ser lo que sentiré el día que dejéis de creeros más de lo que soys.

Me aburro, tengo sueño, pero estoy pesao, así que voy a hacer un análisis poco serio de la sociedad.

El niño gritón. El niño gritón es el espécimen por antonomasia que vas a encontrarte en cualquier lugar cerrado en el que vas a pasar más de una hora. Se caracteriza por sus gritos aberrantes, lloriqueos, pataletas y demás artimañas que pueden llegar a sacar de quicio incluso al personajazo ese de la guardia inglesa que lleva un sombrero gigante. Suele llorar porque se le cae un coche, pelota, o parecido, que lanza continuamente para que su padre/madre en cuestión lo recoja. Con estos seres es injustificable el no uso de violencia. Eso sí, si te quejas, eres una mala persona, incomprensiva, ya que él "solo" es un niño y no sabe lo que hace. Conclusión: las dos hostias se las merece el niño, la madre por permitirlo, y la señora de enfrente que le hace carantoñas para ver si se calla.

El/la ancian@ que se queja del transporte público. Es de los seres que más asco me dan. Tras estar esperando el mismo tiempo que yo al autobús, un tiempo estándar de 20 minutos, variable según el día, entran quejándose al conductor con frases como "conduce mejor mi nieto", "llevo esperando una hora y media (falso)", "caray, como ha subido el autobús. Esto es culpa de Zapatero", "pago para llegar rápido a mi destino", "ha dejado la puerta de atrás entre dos coches y no puedo pasar, usted es un inútil" y demás frases que quieran imaginar. Me saca de quicio que un hombre que lleva 6 horas al volante dentro de un mismo recorrido tenga que aguantar las voces del inserso. Si tanto les molesta un conductor al cual no le pagan por soportar viejos cascarrabias que el billete de autobús les sale por 11 euros de mierda (recuerdo que a los jóvenes como yo son 38 euros, y eso que se supone que no tenemos ingresos) y que dan vueltas en el autobús por mero placer, porque "¿Dónde estás corazón?" no empieza hasta la noche, y tienen que hacer tiempo gritando al pobre hombre que hace esa puta rutina repetitiva para dar de comer a su familia. Si tanto le molesta el puto transporte público, vaya en taxi, o contrate un chófer, que para ese abrigo de visón sí que tenía dinero, pero no para un taxi. Viej@s estúpid@s.

Seguiré analizando especímenes que odio de la sociedad otro día, que ahora estoy apunto de caer derrotado sobre el teclado.

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