domingo, 22 de julio de 2012
Pensar.
Pensar. Es bueno. En exceso, lo peor que te puede pasar.
Pero piensa, joder, piensa. Es mejor pensar que acabar como el resto de gente,
luchando por una vida de mierda la cual encima parece gustarles, con su Play
Station, su Nissan, su lavadora y su televisión de plasma. La vida es más que
eso. La vida es intentar dejar huella, o morir en el intento.
viernes, 13 de julio de 2012
Extremos
Los extremos, últimamente se han hecho prácticamente mis familiares, tanto por discusiones políticas que acaban en algo más que simple palabras, como por cambiar de extremo a extremo en el trato de una persona. Extremos, son fascinantes. Ejemplifiquemos.
Siempre no es suficiente.
Nunca es demasiado.
Todo cabe en mis manos.
Nada no es abarcable.
Sí no siempre es bueno.
No a veces sí lo es.
No no siempre es bueno.
Sí a veces no lo es.
Nada es abarcable.
Todo no cabe en mis manos.
Nunca es demasiado poco.
Siempre es más que suficiente.
Los extremos se tocan. Llevados a particularidades, un
extremo puede perfectamente ser el otro. Pasemos a los ejemplos.
Siempre no es suficiente para disfrutarla.
Nunca es demasiado tarde, excepto cuando nunca es todo lo
que queda.
Todo cabe en mis manos si sustentan las suyas.
Nada no es abarcable, ya que si abarcas algo, deja de ser
nada.
Sí no siempre es bueno.
No a veces sí lo es.
No a veces no es bueno.
Sí siempre es bueno.
Nada es abarcable, pues es lo que abarco cuando no tengo
intención de abarcar.
Todo no cabe en mis manos, y mucho menos los sentimientos
que me provoca.
Nunca es demasiado poco cuando prometo nunca olvidarla.
Siempre es más que suficiente, si siempre existiésemos en
algún lugar alejado de la mano del tiempo.
Conclusión: No seas extremista.
Esta era solo algo que me apetecía decir. Nothing more.
Hoy tengo sueño. Ayer me acosté excesivamente tarde, lo
típico, hablando con quien realmente quieres hablar el tiempo se vuelve muy
abstracto, y si encima te levantas pronto, solo para poder hablar con dicha
persona, pues te mueres de sueño. EL sueño. Los sueños me encantan. Dicen que
es el único momento en el que un hombre es libre, ya que no tiene que estar
preso de las decisiones, simplemente observa lo que pasa, y en realidad, pasa
lo que la mente quiere que pase. Sin trampa. Sin cartón. Sin un guión que
siguen los protagonistas. Sin un cuadro que marque la diferencia entre el fuera
y el dentro de campo. Realmente, sin figuras definidas. O sí. Depende de la
mente, supongo.
La mente humana es un misterio aún mayor que el universo.
Falso. Pero es interesante. Es divertido analizar la mente de las personas, y
adivinar lo que van a hacer. Es gratificante que te den la razón. Saber los
comportamientos de las personas. Rara vez fallo. O sí, pero mi mente me hace
creer que tengo razón.
Podría escribir poesía. Pero soy demasiado insignificante
para hacerlo.
Podría escribir prosa. Pero soy demasiado insignificante
para hacerlo.
Podría escribir teatro. Pero soy demasiado insignificante
para hacerlo.
Asique, decidí escribir pensando en ella, para no faltar el
respeto a ninguna de las artes escritas.
Eso es solo otra chorrada que me apetecía decir.
Eso es solo otra chorrada que me apetecía decir.
Esa chica es música. Os lo juro tíos. Y me encanta esa metáfora, y me encanta ella. La música. Tenía que dedicarle algo a uno de mis principales motivos de existencia. Sin música, la vida sería un error, decía Nietszche. Yo digo que sin música, la vida no sería vida, sería una putada. Uso la música para todo. Para poder ignorar las voces de aquellas personas que me rodean en el transporte público, personas egoístas, con conversaciones no mucho más divertidas que las mías, probablemente, pero para mí, mucho menos importantes. Vivo la música. La amo. Aprecio muchísimo su compañía en malos momentos, pero la apreció mucho más en los buenos. Y también al contrario, como un círculo vicioso. Me veo representado en aquella frase que dice que "X" tipo de persona andaba siguiendo los compases de la música que escucha. Es completamente cierto. Normalmente voy caminando siguiendo ese ritmo de bajo, ese solazo de guitarra, o esa jodidamente increíble melodía de Clapton, o los 4x4 que normalmente inundan mi oído. Hacer música es de lo mejor que me ha pasado probablemente en la vida.
La vida. Una vez más, creo que le dedico demasiado tiempo a
pensar en la vida. Ninguno la apreciamos tanto como deberíamos. Y sin embargo,
comprendo perfectamente a aquel que odia su vida. La vida puede ser
maravillosa, decía un genio de los micrófonos. También puede ser una pesadilla.
Esos momentos en los que te hundes probablemente sean más numerosos que los
momentos en los que te sientes inmortal. Y sin embargo, merece tantísimo la
pena sentirse inmortal, que los momentos malos quedan en anécdota en el pasado.
Y se hacen eternos en el presente. Y el futuro, me da igual, mientras ella este
en él. Indiferencia.
Indiferencia. Es lo que siento cuando veo pasar a esa tia que intenta atraer todas las miradas. Puedo mirarla el culo y sin embargo, sigo con un interior vacío en el que solo hay
hueco para una persona. Sí...yo tampoco cambiaba esa sensación por nada.
Música, probablemente
te lo debo casi todo.
El hacer música, probablemente se lo debo todo a ella.
jueves, 12 de julio de 2012
Desvario. (I)
Empezaré por lo primero, que siempre se pasa alguna vez por la cabeza de alguien. El suicidio es el límite que jamás
me gustaría conocer. Un impulso que mezcla valentía y cobardía a partes
iguales. La gente ve mal el suicidio. Acusan a los suicidas de egoistas,
egocéntricos, malas personas. No lo veo así. La sociedad es la culpable de
empujar a los individuos a tal decisión. No solo, pero en gran parte. ¿Nunca
has mirado la distancia que te separa de la calle desde tu ventana con cierto
misterio? Te estás mintiendo. ¿Nunca has amenazado en falso suicidarte? Sigues
mintiendo. Yo conocí a una persona que utilizaba las amenazas de suicidio en
vano, de una forma un tanto patética. Odio que bromeen con esas cosas, tanto
como a los emos, a las exnovias que amenazan con ello si las dejas, a los
falsos depresivos, y a toda esa panda de gentuza que busca llamar la atención.
Depresiones. Caracterísitca de los domingos. Las
depresiones, el melancoholismo, generan adicción. Es terrible sentirse adicto
del peor sentimiento que existe. Sentimiento, estado mental. Llámalo como
quieras. Dentro de una depresión uno se siente atrapado. No es que no se sea
feliz estando deprimido, es que un ser deprimido tampoco tiene motivos por los
que dejar de serlo. Yonkis de la tristeza. Cuanto más preguntes "¿Qué
tal?", peor voy a estar, subnormal, no necesito falsas compasiones. No te
importa mi vida. No me importa la tuya. Deja el ciclo tal y como está. Los
depresivos no buscan dar pena para llorar en tus tetas. Las depresivas no
buscan dar pena para ver Titanic contigo, machote. Los niñatos y niñatas, sí.
Eso era algo que no quería dejar para mañana.
Mañana. Es la promesa eterna. Mañana cambiaré. Mañana haré
lo que debo. Mañana venceré a mis defectos. Mañana es perfecto para prometer.
Porque el mañana nunca llega. Mañana. Mañana es el día. Siempre pienso esto.
Porque es más fácil vivir pendiente del mañana, la presión de hoy la pospones,
eternamente. Y, sin embargo, me ahoga la presión, incluso dejándola para
mañana. A ti también, si eres de los míos. No hablo de "hacer los deberes
el último día". Me refiero a otro tipo de cosas. Mañana prometo cambiar mi
personalidad. Ser más lanzado. Más comedido. Menos cortado. Menos o más. Menos
o más. No es cuestión de fuerza de voluntad. Me refiero a cambiar la esencia de
una persona. Es imposible cambiar a una persona en esencia. O al menos, es
imposible en mi persona. Total, soy un poco torpe, tampoco esperes que me
explique mejor de lo que lo he hecho.
"La belleza no existe, solo la percepción de la belleza". Al final, nada existe, todo son los padres.
martes, 10 de julio de 2012
She.
“Él”.
Afrontaba con intriga su destino. Rodeado por el gentío,
cuyo ego absorbía toda la atención dentro de cada componente. Sólo. La fuerza
le empujaba a continuar su camino. La sombra más oscura era seguida del blanco
cegador. La sombra más oscura incluía neblina que intentaba camuflar de
agradable lo desconocido. El blanco se fundía con borrones negros que
demostraban que lo iluminado incluye el factor de un azar contrario. O
favorable. Pero desconocido. Detrás, empujan. A un lado, el infinito. Al otro,
la presión, el peligro. Segundos para tomar una decisión, que habría de tomar
mientras la inmersión en otra serie de pensamientos provocaba severa montonera
de voces que aturden a la lógica, y empujan a la locura. No hay concentración,
ni tiempo. Nunca hay tiempo. El invento peor administrado de la lógica humana.
Tic. Tac. Corre. Y afrontó aquel paso de cebra como si el destino le fuese en
ello.
“Él (II)”.
Le recordaba de ayer en el bar. No era el típico borracho
que montaba broncas. No. Un tipo solitario, al fondo de la barra, con su vaso
cargado de algún alcohol barato, con mirada perdida en el horizonte. Nadie le
dirigía la palabra, ni él pretendía que lo hiciesen. Los gestos eran una mezcla
de circunstancia, indiferencia y poca pasión por vivir. La marca en el pómulo
parecía indicar que quizá no siempre era un alcohólico pacífico. Alguna reyerta
anterior, o alguna deuda sin pagar. Cualquiera sabía.
Fue entonces cuando se sentó a su lado aquella chica. Bella,
muy bella. Demasiado bella para alguien así. Me indignaba. Yo tampoco tenía
nada mejor que hacer aquel día más que inmiscuirme en vidas ajenas, buscando,
supongo, algo interesante en lo que pensar. Captaba palabras sueltas que no me
llevaban a ninguna conclusión. Muchos nombres, más motes, y alguna palabra
característica del argot barriobajero. Un tatuaje encima del trasero, un
tribal, era lo poquito característico de esa mujer, aparte de su belleza.
Morena, creo recordar. De altura media.
Poco después entro un hombre tamaño armario empotrado,
apartó a ambos, y dejó un objeto en la copa del hombre ebrio. Se fue, sin
mediar palabra. Fue entonces cuando la mujer salió corriendo. El hombre, en
cambio, siguió bebiendo de la copa, sin inmutarse ni lo más mínimo, sosteniendo
con el labio el objeto del vaso para no tragárselo. Buscó en sus bolsillos el
dinero que debía pagar, y dando tumbos, salió por la puerta.
Fue una situación un tanto extraña. La tasca estaba semi
vacía, y la gente estaba más interesada en mantener sus conversaciones que en
la situación dantesca acontecida. El dueño del bar, al coger el vaso, se acercó
a mí, para preguntarme por lo acontecido. "¿Por qué crees que lo sé, y por
qué quieres saberlo?"
"El motivo por el que sé que lo sabes es que eres el
único que no tiene nada que hacer más que dar vueltas con la pajita a tu horchata,
y alguien con tu cara tiene toda la pinta de ser un cotilla. El motivo por el
que quiero saberlo es que no quiero que la vida de un cliente que no molesta,
paga, y es agradecido, corra peligro".
Fue entonces cuando me fui corriendo de allí. En la barra,
junto a mí vaso de horchata, a medias, la bala, siento no saber el calibre, que
supuestamente se encontraba en la copa del joven alcohólico. Sí, era joven, o
al menos esa fue mi impresión. ¿Algo más, señor comisario?
miércoles, 4 de julio de 2012
Querido yo.
Querido yo.
Te escribo esta carta para que dejes de dar por culo con tus tonterías. Tu vida es envidiable, te lo aseguro, no tienes motivos para sentirte así. Deberías empezar ya mismo a comerte el mundo y a cumplir tus sueños, en vez de encerrarte dentro de ti mismo, anclándote en la escala de grises que cubre tu interior. Eres imbécil. Imbécil, consciente de ello, y no haces nada por evitarlo. Te sientes cansado de descansar. Llevas meses sin obligaciones más allá de las puramente humanas. Eres todo lo libre que se puede ser en esta sociedad, que no es mucho, pero no hay más de momento. Tienes amigos, una chica genial por la que luchar, familia que no te odia del todo, lujos que ya quisiera muchísima gente.
Lo peor es sentirte vivo con sensaciones de locura, y que no sean ni semisatisfactorias. Que tengas que resignarte a la mala vida para resignarte a la vida porque sí. Resignarte a tu bajo para no estallar. Quizá el no estallar sea lo que te reviente. O quizá sea la monotonía a la que te obligas. Tienes mil salidas, y prefieres esperar a mañana, a ver si tienes alguna más, para poder desaprovecharla. Mañana quizá te des cuenta, pero pasado mañana seguro, y será tarde. La vida que tienes por delante no es un regalo, sino una conincidencia. Sírvete de la fortuna, y no pienses en la desdicha, ni en los despropósitos ni en las rutinas. Olvídate de tu destino más lejano, y quédate con lo cercano. Lo que va a venir, va a venir, te pongas como te pongas, y si te pones a pensar en ello amargándote la actualidad, eres estúpido. Sí, lo pienso, eres estúpido.
Posiblemente mañana sigas igual, pero yo ya he hecho lo que debía. Ahora depende de ti.
Te escribo esta carta para que dejes de dar por culo con tus tonterías. Tu vida es envidiable, te lo aseguro, no tienes motivos para sentirte así. Deberías empezar ya mismo a comerte el mundo y a cumplir tus sueños, en vez de encerrarte dentro de ti mismo, anclándote en la escala de grises que cubre tu interior. Eres imbécil. Imbécil, consciente de ello, y no haces nada por evitarlo. Te sientes cansado de descansar. Llevas meses sin obligaciones más allá de las puramente humanas. Eres todo lo libre que se puede ser en esta sociedad, que no es mucho, pero no hay más de momento. Tienes amigos, una chica genial por la que luchar, familia que no te odia del todo, lujos que ya quisiera muchísima gente.
Lo peor es sentirte vivo con sensaciones de locura, y que no sean ni semisatisfactorias. Que tengas que resignarte a la mala vida para resignarte a la vida porque sí. Resignarte a tu bajo para no estallar. Quizá el no estallar sea lo que te reviente. O quizá sea la monotonía a la que te obligas. Tienes mil salidas, y prefieres esperar a mañana, a ver si tienes alguna más, para poder desaprovecharla. Mañana quizá te des cuenta, pero pasado mañana seguro, y será tarde. La vida que tienes por delante no es un regalo, sino una conincidencia. Sírvete de la fortuna, y no pienses en la desdicha, ni en los despropósitos ni en las rutinas. Olvídate de tu destino más lejano, y quédate con lo cercano. Lo que va a venir, va a venir, te pongas como te pongas, y si te pones a pensar en ello amargándote la actualidad, eres estúpido. Sí, lo pienso, eres estúpido.
Posiblemente mañana sigas igual, pero yo ya he hecho lo que debía. Ahora depende de ti.
lunes, 2 de julio de 2012
3:16
Esto es importante si quieres entablar una relación personal conmigo, en la mayor parte de los casos... NO ME IMPORTA TU VIDA. Y si me llega a importar, eres realmente importante.
Esto siempre me ha impresionado, lo descubrí la primera vez que lo vi en un póster en el cuarto contiguo al mio, tenia 10 años, o por ahí, pero estoy seguro de que nunca se me olvidará. "Elige la vida. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige buena salud, colesterol bajo y seguro dental. Elige hipoteca a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver teleconcursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida… ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?".
En fin, debería describirme, poner mis gustos, como soy, o mi peli favorita, una canción que me guste, o una frase bonita, pero no, demasiado típico. Realmente mi vida no tiene una mierda de particular, pero si encuentro particular la de todos los que están a vuestro alrededor. Probablemente mi vida sea un blues con lluvia de fondo, claroscuro de amor y odio, bourbon barato, una persona a la que quiero y por la cuál no soy correspondido y una herida incipiente en el labio inferior. Claro que quiero hacer de mi vida un recuerdo, pero no uno dulce, sí uno real. Con sus defensores y sus detractores. No quiero pasar sin más como todos esos necios que portan el maletín con el logo de su empresa firmando papeles que a la Tierra no le son importantes, o esas parejas que van al cine dados de la mano y se creen hechos el uno para el otro, no, eso es fachada, una fachada demasiado real. Quiero llegar a ser arte, comprender el arte, y borrar todas las fronteras que tiene el ser un simple humano más. Un chillido reverberante en el espacio que queda mudo. Una palabra sin ojos que queda sorda. Despiértame cuando vuelva la tormenta.
Procura que sea ella la que vea al despertar, pues en su mirada se encuentra mi verdad.
Procura que sea ella la que vea al despertar, pues en su mirada se encuentra mi verdad.
Esto siempre me ha impresionado, lo descubrí la primera vez que lo vi en un póster en el cuarto contiguo al mio, tenia 10 años, o por ahí, pero estoy seguro de que nunca se me olvidará. "Elige la vida. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige buena salud, colesterol bajo y seguro dental. Elige hipoteca a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver teleconcursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida… ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?".
El comienzo.
Bueno, con esta entrada supongo que doy comienzo a mi blog. Este blog no cumple ninguna función específica, probablemente seas el único que esta leyendo esta entrada, solo quiero plasmar aquí párrafos dignos de recordar que han quedado en el olvido, opiniones que tengo sobre diferentes temas, desahogos nocturnos en noches de mierda, de esas que acaban cuando el sol esta empezando a salir y te abraza en tu sueño, y poco más, así que espero que al menos haga pensar a las escasas personas que lo lean.
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