miércoles, 15 de febrero de 2017

¿Qué es lo que te pasa?

Es el preciso momento en el que fui capaz de ahogarme en una lágrima de dolor.

Es el preciso instante en el que me hundí hasta el núcleo sólido de la Tierra y volví a reflotar como el Dr. Keyes a bordo de la Virgil.

Es el momento en el que el amanecer se volvió rutinario, señal nefasta del comienzo de otro día idéntico al anterior, y también al siguiente.

Es el instante de incomprensión de las personas que forman el mundo y las levedades en las que fundamentan su existencia.

Es la cantidad exponencial de humanos-no humanos consumidores de oxígeno y carne, productores de nada, pensadores de nada, con todo el sentido nihilista del asunto.

Es la mujer que llama radical a otra mujer por pedir la igualdad y la libertad para ella y para todas sus hermanas, la alienación que se perpetua.

Es el hombre que me da lecciones de todo porque asume como verdad universal mi inferioridad e ignorancia holística al tener un pensamiento diferente al suyo.

Es todas las veces que no pude creer en mí porque tengo una autoestima infinitesimal, como tú, como la gran mayoría de personas a las que les ha tocado vivir esta era.

Es todas las lágrimas que derramé por sentirme solo, por miedo a estar solo, o por no poder sentirme completo sin esa otra persona.

Es el aprendizaje largo y complejo, consciente y profundo que tengo que hacer cada día para controlar toda la mierda que el patriarcado ha implantado en mi manera de pensar y de sentir.

Es el obrero que trabaja de Sol a Sol pero se acuesta pensando que forma parte de una clase social privilegiada porque tiene dinero.

Es la masa de personas que creen de verdad y firmemente que todos podemos ser millonarios y famosos si luchamos por nuestros sueños.

Es la gente que idealiza esa lucha, y se olvida de que todas las luchas son caminos en los que se pierden cosas. En los que se pierden cosas que no se recuperan nunca.

Es la involución anestésica generalizada contra nuestro hogar, la Tierra, y contra las únicas criaturas nobles que quedan en este cochino mundo, los animales.

Es que los viandantes estén mucho mas dispuestos a darle dinero a los miles de servicios absurdos de entretenimiento que nos ofrece el capitalismo para aletargarnos, que a darle comida al hambriento o cobijo al necesitado.

Son las personas que hacen eso último por caridad y no por justicia social.

Es la persona que presencia y sufre la injusticia pero sucumbe al miedo cuando se trata de luchar, de protestar, de molestar, de decir lo que está mal, lo que nadie quiere oír.

Es el inmovilismo, la apatía, la anhedonia.

Es las ganas de dejarlo todo y huir a Marte, para luego pensar que las colonias de Marte las establecerá la NASA y tan sólo se trasladará el capitalismo destructor y la estupidez humana a un nuevo planeta que explotar hasta que no quede nada.

Es el síntoma de un mundo enfermo...

Lo que hace que pase más de la mitad de mi tiempo cabreado.

Y quién sea capaz de levantarse con una sonrisa cada mañana y estar siempre de buen humor, necesariamente ignora algo de todo lo anterior.